domingo, 28 de abril de 2013

4:13 Dream

A este abril del 2013 le quedan sólo un par de días. Y no puedo decir que haya sido un buen mes para mí. Me he llevado un gran e inesperado disgusto que quizás me deje huella de por vida. Pero, en fin, ese dato era sólo para constatar que este preciso mes y año van a ser relevantes.

En otro orden de cosas, anoche estuve viendo un concierto de The Cure, uno de mis grupos favoritos y "banda sonora de mi vida" (odio esa frase hecha) en muchos momentos importantes, y recaí en aquel preciso momento en el nombre de su último disco 4:13 Dream. En el momento de su salida al mercado no se comentó en ningún medio cual era el motivo de ese nombre. Se rumoreó que podría estar motivado por un sueño que tuvo Robert Smith a esas horas intempestivas de la noche, o a un hipotético pasaje de la Biblia, pero el caso es que no hubo (o al menos yo no la conozco) una explicación oficial.


Fue anoche, mientras veía el concierto, cuando recaí en que 4:13 podría también haber sido una referencia al mes 4 del año 13, es decir abril del 2013. Sinceramente, no creo que el grupo estuviera pensando en octubre del 2008 (la fecha de salida del disco) en esta hipotética fecha por algún motivo, pero yo desde anoche acogí esta coincidencia como una señal del destino. Una pícara casualidad que me estaban reservando para que saboreara en este momento. Para marcar mi vida con esta fecha.

Sí, soy de esas personas que dan importancia a las casualidades, a las señales, a las coincidencias. Y siendo, como es y os comentaba, un mes bastante transcendental en mi vida, también ha sido el mes en el que definitivamente he decidido dar un paso adelante y apostar por la escritura. Ya no tengo ataduras. Puedo intentarlo. O mejor, voy a conseguirlo.

El gozo de escribir (o eso dicen)

Hace unas semanas me decidí a comprar el famoso libro de Natalie Goldberg, El gozo de escribir. Había leído muchos comentarios acerca de este libro en blogs afines, así que despertó en mí la curiosidad acerca de si sería tan transformador como contaban. La verdad es que lo he leído relativamente rápido y eso, entre otras cosas, es gracias a que está escrito como pequeños capítulo (casi píldoras) de unas a tres páginas en su mayoría que facilitan que sea muy ágil su lectura. La autora sabe de lo que habla, pues además de escritora se dedica profesionalmente a impartir clases en talleres literarios, mezclando en sus artículos parte de la filosofía zen de la que parece ser una apasionada.


Si algo a priori me llamaba la atención antes de emprender su lectura, era el título. Uno de los problemas a los que me enfrento cada vez que intento escribir es mi "sufrimiento" en esa fase. Seguramente, eso es debido a que aún no he encontrado un método de trabajo que me haga disfrutar más del proceso de escritura a partir del momento en que se origina la idea. Que un libro promulgara en su título que escribir era una actividad "gozosa" me chocaba bastante. 

Una vez terminado, puedo decir que me parece un libro bastante interesante para los que tenemos como afición la escritura, pero en mi caso no ha supuesto encontrar una fórmula mágica que vaya a marcar un antes y un después. Aunque es cierto que he extraído unas conclusiones que quiero poner en práctica, alguna con el escrito que tengo entre manos y que os comenté en el anterior post.

Como este blog es eminentemente práctico y lo que trata es de servirme tanto a mí mismo como al resto de colegas que lo puedan encontrar, a continuación detallo los puntos que me han parecido más interesantes:

1) Natalie Goldberg es defensora de la técnica de "la mano en movimiento", o sea, sentarse ante la hoja en blanco y empezar a escribir sin parar, sin tener la necesidad de pensar en lo que se está escribiendo, sólo dejando que la mano se mueva constantemente sobre el folio escribiendo todo lo que se cruce por nuestra mente. De esa forma se consigue reprimir al revisor que todos llevamos dentro (ese gran enemigo) y podemos obtener algo que, aunque no tenga sentido, nos ayudará a ser capaces de romper el miedo a la página en blanco y a predisponer la mente a ser ágil. Me ha parecido una buena aportación, creo que sobre todo será muy útil para conseguir un primer borrador del escrito. En ese sentido, a partir de ahora voy a tratar que todos escritos tengan como primera versión una escrita a mano. Así también me ahorro distracciones con el ordenador.

2) La importancia de los detalles: la autora aboga por que el autor experimente y viva para poder contarlo posteriormente, y que se nutra de los pequeños detalles que nos rodean y que dan veracidad a las historias. Las sensaciones, las percepciones físicas, la observación detenida de lo que tenemos cerca, para poder plasmarlo en nuestros escritos. El escritor debe ser una persona sensitiva.

3) La flexibilidad del escritor: Natalie comenta que, aunque para desarrollar nuestra pasión puede ser interesante disponer de un espacio propio y adecuado para escribir (mesa, silla cómoda, etc.), también comenta que no debemos dejarnos llevar por los "fetiches". No debemos acomodarnos y debemos ser capaces de escribir en cualquier sitio y condición, saliendo de nuestra zona de confort. En concreto, defiende que preparar una sesión de escritura en un café o un sitio ajeno puede ser una buena práctica para reactivar una etapa de baja productividad.

4) Las dudas del escritor: finalmente, la autora comenta que es normal que un autor tenga momentos de duda o decaimiento en los que creemos que todo lo que hacemos no sirve para nada, y que deberíamos estar dedicando todo ese tiempo a otras actividades. Es una circunstancia que han vivido todos los que comparten esta afición y no debemos sentirnos como "los apestados". Simplemente, hay que seguir adelante, asumir que habrá días mejores y peores, pero que mientras se siga escribiendo no será tiempo perdido.

Sinceramente, creo que merece la pena la lectura de este libro. Quizás no tenga las claves maestras sobre cómo conseguir vuestra novela (¿acaso hay alguno que las tenga?), pero sí aporta pinceladas de una escritora con mucha experiencia y que sumadas a las enseñanzas orientales que practica, se convierten en una lectura muy agradable.

jueves, 25 de abril de 2013

Volver a comenzar

Hace tres años que dije "espero que llegue febrero"... Y febrero, a pesar de las amenazas de fin del mundo y demás, llegó. También llegó el año siguiente y al otro... Porque han pasado tres febreros desde la última vez que escribí aquí. Yo mismo me he sorprendido de que haya pasado tanto tiempo. Sinceramente, no es lo que hubiera querido, en cierta forma porque parece que haya tenido desatendida la "misión" que me hizo crear este rincón. Pero no es así. La llama sigue igual de viva, y ahora con más posibilidades que nunca de poder prender con más fuerza.

En tres años han pasado muchas cosas: he ganado un concurso literario que me hizo mucha ilusión, he colaborado con mis escritos en una revista y en un libro, he leído muchos libros (más de los que había leído en los últimos años), aunque tengo una montaña inmensa pendiente y he descubierto muchos recursos que iré contando por aquí en los próximos posts. He acabado la carrera que ha sido la gran culpable de que tuviera que abandonar la escritura de esta novela (y con buena nota, cosa que necesitaba para demostrarme que era capaz de hacerlo). También he estado trabajando fuera de mi ciudad y actualmente estoy de vuelta, teniendo las tardes para dedicarme (espero) a este proyecto. En otro orden de cosas, han pasado algunos acontecimientos en mi vida que han significado un borrón. El más notable, que mi abuela, la otra persona a la que quería dedicar mi novela, nos dejó en verano del 2011. 

¿Y qué ha pasado con la novela durante todo este tiempo? Pues, aunque en sí no ha crecido, sí lo ha hecho todo su argumento. De la trama primeriza con la que empecé a escribirla (casi sin tener definido el final) he pasado a una trama con más elementos de aventura, con un malo malísimo y su legión de seguidores. Tengo un esquema bastante claro de lo que quiero contar, un armazón que falta pulir pero que me parece muy sólido y atractivo. Y tengo muchas ganas de empezar de nuevo.

Pero mientras, me he decidido a retomar el ritmo de escritura de nuevo participando en algún concurso de relatos que espero que con un poco de suerte me devuelva la confianza en mí mismo y en mi escritura (cosa que en estos momentos necesito como el beber). Para ello, me he decidido a participar entre otros, en el premio Acronos II. Tengo mucha ilusión puesta en esta participación y una historia que, aunque no es la típica historia Steampunk que supongo que todo el mundo presentará (llena de trastos retro-evolucionados y mucho vapor), sí espero que sea bien entendida y le parezca al jurado merecedora de aparecer en el libro que recogerá a los ganadores. Me hizo mucha ilusión pasear no hace mucho por una librería y encontrarme con el primer volumen de este premio, e imaginarme en las páginas de la segunda parte es uno de los motivos por los que me he animado a participar. Actualmente tengo el relato en un primer borrador y me falta reescribirlo y pulirlo. Un pequeño-largo camino, pero que espero que me lleve a buen puerto.

No son días especialmente felices para mí, pero quería acabar dejando una canción que tiene un mensaje al que intento atarme en momentos como este. Espero que a vosotros también os sirva. Nos leemos pronto.